lunes, 12 de enero de 2015

The Grand Budapest Hotel



Brillante comedia escrita y dirigida por Wes Anderson, estelarizada por Ralph Fiennes, Tony Revolori, Jude Law, entre otros. Trata sobre un aprendiz llamado Zero y su maestro, el amo de llaves del Budapest Hotel, Gustave H., quienes juntos participan en una serie de eventos donde tratan de obtener una pintura renacentista que le fue heredada a este último.   

Nos muestra como una simple decisión, puede llevarnos a vivir las más grandes de las aventuras. Como la avaricia nos lleva a convertirnos en seres despreciables, con tal de lograr lo que deseamos. Como el tener contactos en el momento indicado te puede sacar de un gran aprieto. Como un amigo, se puede convertir en familia; también que tus orígenes no dictan quien eres, sino esas ganas de prepararte para ser mejor y como el trabajo duro, al final rinde sus frutos. 

El guion de esta película está construido en tres capas, cada una revelando una historia dentro de ella. Primero, aparece una chica leyendo un libro titulado el Gran Hotel Budapest. Acto seguido vemos al autor del libro, mientras recopila con uno de los protagonistas los hechos acontecidos, para poder contar su historia. Por último, vemos las cómicas aventuras protagonizadas por el botones y su maestro. La narrativa es poética e inteligente, muy detallada tanto en los personajes como en los eventos que interpretan. Wes Anderson, demuestra una vez más no solo ser un genio fílmico, sino también literario.

Con un elenco estelar conformado por más de una decena de artistas de la talla de Bill Murray, Edward Norton, Owen Wilson, Tilda Swinton, Jeff Goldblum, Adrien Brody, entre otros, es una de las pocas películas en la que todos y cada uno de los personajes se justifica, y aporta su valía al desarrollo de la historia. 

La cinematografía es espectacular, un poema visual. Desde el encuadre a la colorización, todo es perfecto. El diseño de la producción es exquisito y un personaje más a lo largo del filme. El vestuario también cabe resaltarlo, es clásico y muy colorido; me gustó en particular el vestuario de Jeff Goldblum, muy caricaturesco ver a este hombre larguirucho con gabardina hasta los pies, lentes circulares y el típico paraguas negro. La banda sonora, podría escucharla sola, muy divertida.

Una película muy artística, que no es para todo el mundo, pero quien la sepa apreciar encontrará su valor cómico y narrativo. Mi experiencia fue un trance alegre y esperanzador. Bravo Wes Anderson, incomparable imaginación y excelente puesta en escena.

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